Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros. 2 Corintios 1:3 – 4
Cuando estamos adoloridos o tristes, buscamos en un lado y otro el consuelo a ese dolor o tristeza. Buscamos a nuestros seres queridos, consejeros, al pastor, una pastilla, un lugar, etc… Como sea, pero buscamos encontrar consuelo. Pero muchas veces al último lugar que vamos es a la fuente: Dios… Dios es la fuente de todo consuelo, o sea que es el mejor consolador que puede existir… el que realmente nos va a consolar de una manera duradera y permanente… Y no solo queda ahí, el nos consuela en TODAS nuestras dificultades, no en el 50%, 90% o según el caso, NO, es en TODAS… pero no lo hace simplemente para que nos sintamos bien… tiene un propósito: que nosotros consolemos a otros que también están en dificultad…
En tu próxima dificultad, ve a la fuente, Dios, recibe consuelo de El, y después comparte ese consuelo con el que lo necesita…
Escrito por: Rebekka Otremba