Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Mateo 15:8-9
La boca es una herramienta poderosamente efectiva para bien o para mal. Es como una bomba nuclear, tiene alcances inmensos y su efecto puede destruir si se quiere a  toda una generación.
Fácilmente cantamos el himno nacional de nuestro país con la mano en el pecho aun cuando nuestro corazón muchas veces está en contra de acatar las leyes. Esta discordancia entre lo que dice nuestra boca y lo que tiene por intención nuestro corazón es lo que nos hace hipócritas ante un país, ante nuestros amigos, ante nuestra familia, y lo más fuerte, ante Dios.
La boca es la que emite el mensaje que quiere dar nuestro corazón. Si tu corazón está contaminado, cuando abres tu boca no esperes convertirte en un desinfectante.
Si pudiéramos examinar con un microscopio las dulces y hermosas palabras que salen de nuestra boca, podríamos darnos cuenta que muchas veces las células que componen esas palabras vienen contaminadas. Examinémonos! Preguntémonos si realmente estamos honrando a Dios. Aprendamos a honrarle sin necesidad de abrir nuestra boca.
La verdadera honra está en mantener nuestro corazón cerca de Dios, guardando sus mandamientos, haciendo su voluntad, y si puedes, utiliza tu boca también.
Bendiciones