¡Qué bella es tu morada, oh Señor de los Ejércitos Celestiales! Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar en los atrios del Señor. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma, gritaré con alegría al Dios viviente. Salmo 84:1-2
En esta vida anhelamos tantas cosas, muchas veces muy “terrenales”, muy temporales: un buen trabajo, un buen esposo/a, un viaje, dinero, etc. También anhelamos estar en ciertos lugares, tal vez en una alta posición en el trabajo, el gobierno, en la iglesia, un cierto país, etc. Pero deseo que tú y yo podamos decir, como el salmista, que nuestro mayor anhelo, por lo que nos morimos, es estar en la presencia de Dios. Que sobre todo lo demás, nuestro mayor deseo es estar ahí donde El está, contemplar Su grandeza, bondad y majestad. El salmo continúa diciéndonos todas las bendiciones que eso trae, te animo a leerlo completo. Pero sobre todo, anhelemos estar en Su presencia, no hay mejor lugar que estar ahí, Ahí todos sueños y anhelos se cumplen pues se alinean con los de El, ahí encontramos satisfacción, plenitud y realización. ¡Vayamos al lugar perfecto: Su presencia!
Escrito por: Rebekka Otremba